Óscar Heeren llegó al Perú hace más de dos siglos, sin imaginar que la quinta que él construiría sería considerada como uno de los lugares más hermosos y apacibles de la Lima de antaño: La quinta Heeren. Esta residencia de estilo europeo constituye una muestra viva de aquellos años en los cuales Barrios Altos era la periferia de la ciudad e inspiración de los grandes intelectuales de la época.
La quinta se encuentra conformada por una plazuela, calles estrechas, jardines adornados con jarrones y esculturas. Fue el lugar donde las embajadas de Japón, Bélgica, Alemania, Francia y Estados Unidos se alojaron. Increíble creerlo ahora pero es cierto. Además, fue el recinto escogido por los aristócratas para realizar sus famosas fiestas.
Sin embargo, un hecho que cambió la vida apacible de sus moradores fue la muerte del empresario japonés Seiguma Kitsutani, que agobiado por sus deudas se suicida practicándose el hara-kiri. Tiempo después, toda esa vida de opulencia se esfuma y ahora está olvidado, como casi todo Barrios Altos.
Por supuesto, lo peligroso de la zona no la convierte en un lugar clave para ser visitado por los turistas, sin embargo vale la pena visitar este vestigio limeño que aún perdura. Si se anima, le recomendamos visitarla al mediodía o por la tarde e ir en grupo y llegar en taxi o movilidad propia para que pueda esperarlo durante su permanencia.



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